A la espera de encontrar algo digno de comentar, he demorado meses y meses mi recién adquirido compromiso para con este espacio.
No es cierto. Han pasado cosas, muchas cosas. Han pasado tantas cosas que no he querido detenerme para contarlas, ¿inconveniente? tampoco para reflexionarlas.
Paradógicamente, he de admitir que a ratos también me he aburrido. Reivindico el derecho a aburrirse de vez en cuando, que a nadie ofende ni molesta.
Poner nombre a las "cosas" nunca fué tarea fácil. Imagino lo difícil que debe ser poner nombre a un niño al nacer, sin ver si tiene cara de David, Manolete o -si es muy muy feo- a lo mejor debería llamarse Fecundo (¿no?) pues debe resultar tremendamente difícil. Porque si es un chico muy listo, tal vez debería llamarse Alejandro o Alberto, un nombre serio, en definitiva.
Pero van los padres y - por simple y puro desconocimiento - le llaman "Jason". Que cagada.
Con este blog me temo que nos va a pasar lo mismo porque no sabemos lo que nos inspirará, lo que nos interesará o sencillamente lo que nos moverá a perder nuestro tan querido tiempo para escribir unas líneas al respecto.
Me temo que deberemos esperar al resultado para saber si fué acertado o no la elección del nombre. Me temo que hasta no saber lo que aparecerá en el finalmente no sabremos si el niño nos salió guapo o feo, listo o tonto.
Sea como sea, sea este un espacio abierto donde no nos falte el aire, el humor y el valor para escribir lo que - fuera de aquí- no nos cabe.